Cerro:


a los ojos del acolhua,

si te flanqueaban volcanes,

un dulce -tzin inspirabas.

Luego, espeso de jardines

eras el muelle del tiempo.


Al entender del tolteca

tus laderas eran rampas

que encaminaban al pueblo

suavemente hasta la plaza

desenvuelta en panoramas.


En teotihuacana luz 

tu perfil trazó la forma

del tablero y el talud

propiciando parecidos

lazadores de la lluvia.


Cerro de semillas, plantas

y animales, manantiales

y terrazas, espirales

del viento, tus gracias tantas.